Monday, August 10, 2020

FRANCIA 2: Nimes, Pont Du Gard Y Aviñón

17 de septiembre de 2017 Empezamos el día visitando Nimes, una ciudad con un gran patrimonio histórico romano, aunque no pudimos entrar en su famoso anfiteatro. Sí que pudimos ver en todo su esplendor el Pont du Gard, un espectacular acueducto romano. Finalizamos la jornada en Aviñón, que tiene un bonito casco histórico pero sobre todo destaca por el Palacio de los Papas. Continuamos la ruta hacia la región de Luberon, concretamente hasta Oppède, donde hicimos noche. Aquella jornada nos esperaba un día de ruta largo. Cubriríamos los 130 km que separan Montpellier de la región de Luberon, ya en la Provenza, visitando tres lugares durante la ruta: Nimes, Pont du Gard y Aviñón. Así que nos levantamos pronto y después de un buen desayuno partimos de nuestro alojamiento de Montpellier. No tardamos mucho en llegar al primer objetivo del día, la pequeña ciudad de Nimes. Lo interesante de Nimes es la gran cantidad de restos de la época romana que alberga, muy bien conservados y perfectamente integrados en su casco histórico.
17 de septiembre de 2017
Empezamos el día visitando Nimes, una ciudad con un gran patrimonio histórico romano, aunque no pudimos entrar en su famoso anfiteatro. Sí que pudimos ver en todo su esplendor el Pont du Gard, un espectacular acueducto romano. Finalizamos la jornada en Aviñón, que tiene un bonito casco histórico pero sobre todo destaca por el Palacio de los Papas. Continuamos la ruta hacia la región de Luberon, concretamente hasta Oppède, donde hicimos noche.
Aquella jornada nos esperaba un día de ruta largo. Cubriríamos los 130 km que separan Montpellier de la región de Luberon, ya en la Provenza, visitando tres lugares durante la ruta: Nimes, Pont du Gard y Aviñón. Así que nos levantamos pronto y después de un buen desayuno partimos de nuestro alojamiento de Montpellier. No tardamos mucho en llegar al primer objetivo del día, la pequeña ciudad de Nimes. Lo interesante de Nimes es la gran cantidad de restos de la época romana que alberga, muy bien conservados y perfectamente integrados en su casco histórico. Nuestra idea era aparcar en el centro comercial La Coupole ya que es el más cercano al centro, pero lo encontramos cerrado y tuvimos que ir al parking de Porte d'Auguste, un poco mas al noreste (3,30 € por 1,5 h). El centro de Nimes es peatonal y muy agradable, lleno de pequeñas mansiones dieciochescas y antiguas iglesias. Al cabo de un rato dimos con la Catedral de Nuestra Señora y San Castor (Notre-Dame-et-Saint-Castor), el principal templo de la ciudad que tiene una dilatada historia a sus espaldas (fue construida en el siglo XI). El interior, románico, parecía impresionante, pero apenas solo le pudimos dar un vistazo ya que estaban haciendo misa.
Centro histórico de Nimes
Tranquilo rincón del centro
Catedral de Nimes
Pero como hemos dicho antes, el principal interés de Nimes reside en sus restos romanos. Primero fuimos al más importante, Les Arènes, uno de los anfiteatros romanos mejor conservados de Europa. Al llegar vimos que se agolpaba una gran cantidad de gente, y es que en el anfiteatro de Nimes, al igual que en algunas otras ciudades de Francia, se hacen en verano corridas de toros. Así que no íbamos a poder visitarlo, una pena porque por fuera parecía impresionante. Nos dirigimos entonces a la Maison Carrée, el templo romano mejor conservado de la ciudad. Nos pareció sencillamente impresionante: estaba en el centro de una plaza, de forma que se podía contemplar perfectamente la belleza de sus proporciones. Hay que decir que se veía tan bien conservado porque se ha reconstruido muchas veces, y además se le ha dado mucho uso durante la historia (los templos romanos abandonados se solían convertir en las canteras de la ciudad, y eso no pasó con este). Dentro se emitía una especie de proyección en 3D dirigida a los niños, así que decidimos no entrar. A lo largo de nuestros viajes hemos podido visitar muchos templos romanos, y podemos decir que el de Maison Carrée es uno de los más fascinantes que hemos visto.
Les Arènes, el anfiteatro de Nimes
Maison Carrée
Volvimos al coche y condujimos hacia el siguiente punto de interés, también relacionado con el mundo romano, el Pont du Gard. Es uno de los acueductos romanos mas impresionantes y mejor conservados del mundo, y está inscrito en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El acueducto formaba parte de un sistema de canales construido en el siglo I a.C. que medía mas de 50 km, y llevaba agua desde unos manantiales a precisamente la ciudad de Nimes. Para visitar el Pont du Gard se puede aparcar en dos inmensos parkings, nosotros lo hicimos en el de la orilla derecha. Tuvimos suerte y aquel día era una jornada de puertas abiertas, así que nos ahorramos los 9,50 € por persona de la entrada. Desde el parking partía un sendero cimentado que llevaba hacia el acueducto. A nosotros nos pareció asombroso: se erigía imponente sobre el lecho seco de un río, y sus tres pisos se veían fantásticamente bien conservados. Antes de llegar a su base nos desviamos por un camino de escalones de cemento que se encarama por la colina sobre la que descansa uno de los extremos del acueducto. El camino se transforma en un estrecho sendero de tierra que asciende rápidamente por los encinares de la colina. El pequeño esfuerzo tiene recompensa, ya que al final se llega a un mirador con unas vistas espectaculares del Pont du Gard. Después bajamos y atravesamos el acueducto por el nivel inferior, que tiene una gran pasarela peatonal a modo de puente. Desde allí pudimos contemplar la grandeza de los pilares del acueducto, es uno de esos lugares que te hace sentirte pequeño. Finalmente nos estuvimos cerca de una hora por allí, y nos pareció que Pont du Gard es uno de esos lugares imprescindibles en cualquier ruta por la Provenza.
Pont du Gard
Contemplando el acueducto de cerca
Vista desde el mirador de la colina
La última parada del día iba a ser Aviñón, uno de los lugares históricos más fascinantes que visitaríamos durante aquel viaje. Su historia es muy interesante y está íntimamente ligada al Papado de Aviñón: en el siglo XIV fue elegido papa el francés Clemente V quien, debido a la inseguridad de Roma, decidió trasladar la Santa Sede precisamente a Aviñón, donde se hizo construir un suntuoso palacio. En un principio, el traslado fue temporal, pero los sucesivos papas, también franceses, decidieron establecer de forma permanente su residencia allí. Detrás de esta decisión estaba también el rey de Francia, Felipe IV, que había conseguido la elección de los papas franceses, y a partir de aquel momento manipuló el papado conforme a sus intereses. Tras 7 papas franceses en Aviñón, la cosa acabó mal cuando fue elegido papa el italiano Urbano VI, que decidió regresar a Roma. La elección no gustó a muchos cardenales franceses, que declararon nula esa elección y decidieron elegir al antipapa Clemente VI. Fue la primera vez en la iglesia católica que hubo dos papas, cada uno reconocido como legítimo por naciones europeas diferentes (es el origen del Gran Cisma de Occidente). Tanto los papas del Papado de Aviñón como los antipapas franceses posteriores se establecieron en el llamado Palacio de los Papas, uno de los palacios góticos más grandes del mundo, inscrito en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y actualmente el lugar turístico mas importante de la ciudad.
Tardamos poco en llegar a Aviñón y fuimos a aparcar al parking de Allées de l'Oulle, situado muy cerca del centro histórico. Atravesamos el recinto amurallado de la ciudad, fantásticamente bien conservado, y nos dirigimos hacia la Place du Palais, donde se yergue el espectacular Palacio de los Papas. Su aspecto es mas bien el de una fortaleza, señal de que los papas franceses no se sentían del todo seguros. Al igual que en el Pont du Gard, había puertas abiertas y no tuvimos que pagar entrada, lo malo es que tuvimos que soportar largas colas y que no estaban abiertas todas las salas que normalmente lo están. El recorrido nos llevó a descubrir su Patio de Honor, donde se puede apreciar mejor el estilo gótico del palacio. Las salas que se visitan dan la sensación de vacío, ya que no hay ni mobiliario ni decoraciones. En algunas de ellas se conservan algunos frescos fabulosos, sobre todo en sus capillas, pero desgraciadamente aquel día no se podían visitar. Uno de los mejores lugares del palacio es su mirador, desde el que hay unas vistas fantásticas de la Place du Palais y del centro histórico. En una hora hicimos el recorrido del palacio que nos gustó mucho, aunque nos decepcionó no poder ver las capillas.
Murallas medievales de Aviñón
Palacio de los Papas (se aprecia la gran cola que tuvimos que soportar)
Diversos lugares del interior del palacio
Vistas de la Place du Palais desde el mirador del palacio
Luego nos acercamos a ver la catedral de Notre-Dame-des-Doms, situada justo al lado del palacio. Su alta torre le hace la competencia a las torres y almenas del Palacio de los Papas. En ese momento estaban haciendo una misa y solo pudimos dar un vistazo al interior. Mas al norte está el Petit Palais, la antigua residencia de un cardenal y actualmente museo de arte. Cerca de él parten unas escaleras que llevan al Rocher des Doms, un gran jardín situado en una colina a los pies del río Ródano. Lo mejor de él es el mirador que hay en su extremo norte, con bonitas vistas del río y sobre todo del Puente de Aviñón (Pont Saint-Bénézet). Este puente medieval, destruido en parte por las crecidas del Ródano, es mundialmente conocido por la canción popular francesa "Sur le pont d'Avignon". Antes de abandonar la zona, nos compramos un bocadillo de jamón y queso y un refresco (6,50 €) y nos lo comimos en un asiento de la Place du Palais, un marco incomparable para un almuerzo frugal.
Catedral de Aviñón
El famoso Puente de Aviñón
Como teníamos tiempo, decidimos explorar el resto del casco histórico de Aviñón. Empezamos a andar por la Rue de la République, rodeada por bonitas mansiones barrocas. Una de ellas estaba también de puertas abiertas, así que no lo dudamos y entramos a darle un vistazo. Era el Palais du Roure, la antigua residencia de una familia noble de Florencia construida en el siglo XV. En el palacio había un pequeño museo de artes populares, pero lo mas interesante es la visita a las propias estancias del palacio, adornadas con muebles de época. Luego continuamos paseando por el centro, algo muy agradable por sus bonitas casas de piedra. La verdad es que no teníamos demasiada expectativa de aquella parte de Aviñón, y quizás por eso nos gustó. Finalmente le dedicamos 4 h a la visita de Aviñón, pensando que nos podíamos haber estado un poco más si el Palacio de los Papas hubiera estado totalmente abierto. Al igual que Pont du Gard, nos pareció otra visita imprescindible.
Paseando por el centro de Aviñón
Habitación del Palais du Roure
Aviñón
Debían ser sobre las 19 h cuando dejamos Aviñón rumbo a la región provenzal de Luberon, que visitaríamos al día siguiente. Fuimos directamente a nuestro alojamiento, Mas Dansavan, una casa de huéspedes situada en medio del campo dentro del municipio de Oppède. El propietario nos estaba esperando y nos enseñó nuestra habitación, algo básica pero que cumplía perfectamente con su función. El desayuno estaba incluido y consistía en un par de pastas dulces acompañadas de mantequilla y mermeladas, algo que nos pareció un poco básico. La habitación nos salió por 94 € la noche, que puede parecer caro, pero en Luberon todos los alojamientos lo son, y este era uno de los mas asequibles.
Nuestra habitación
Como era tarde no nos entretuvimos mucho y nos fuimos a cenar, ya que era domingo y muchos restaurantes estaban cerrados. Fuimos al pueblo mas cercano, Coustellet, y acabamos en el único restaurante abierto, Pain sur la Planche. Pedimos raviolis a la plancha y salmón ahumado cocinado de tres formas. Los platos estaban bien, pero no eran nada del otro mundo, nos parecieron algo pretenciosos. Quizás lo mejor era el buen vino tinto de mesa que tenían. Junto con un postre, la cena nos salió por 59,80 €, lo cual nos pareció totalmente desproporcionado por lo que habíamos cenado.
Nuestra cena

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Desarticulada Una Banda Organizada Que Cultivaba Hachís En Vargas Para Enviarlo A Italia En Paquetes Postales

Martes, 4 de agosto.

Parte de la plantación de marihuana localizada y desmantelada en
una finca de Vargas (Foto: Guardia Civil y Agencia Tributaria)
Redacción
La Guardia Civil y la Agencia Tributaria han desarticulado una banda que enviaba droga a Italia a través de paquetes postales y ha detenido a cuatro personas acusadas de tráfico de estupefacientes, pertenencia a grupo criminal, falsedad documental y blanqueo de capitales.
La operación policial, denominada Tenete, se realizó bajo el amparo y autorización del Juzgado de Instrucción número 1 de Telde, realizándose cuatro entradas y registros en Las Palmas de Gran Canaria, que culminaron con la detención de los cuatro implicados, además de una inspección de una finca en el barrio agüimense de Vargas.
Las actuaciones se iniciaron el pasado día 19 de junio cuando fue interceptado un paquete en el Aeropuerto de Gran Canaria con destino a Italia, en cuyo interior se alojaban unos 500 gramos de una sustancia que dio positivo a hachís en el tes de drogas oficial.
Ante estos hechos, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera iniciaron una investigación conjunta para el esclarecimiento de los hechos, interceptando en el transcurso de la operación, entre los meses de junio y julio, otros catorce paquetes en Gran Canaria y dos más en Barcelona, arrojando un total de 8 kilogramos de hachís.
La frecuencia de los envíos hizo que los agentes buscaran, además de a los presuntos miembros de la banda, la plantación de marihuana en la isla, así como el lugar utilizado para la elaboración de las sustancias y los paquetes.
Una vez identificados los componentes de la organización, así como sus roles en la misma, el pasado día 30 de julio, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera establecieron un dispositivo policial para las detenciones y los registros de tres domicilios y una asociación cannábica en Las Palmas de Gran Canaria y un finca en Vargas, donde se encontró la plantación.
Durante el dispositivo referido, los investigadores contaron con la presencia de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, que apoyaron las actuaciones con patrullas de seguridad ciudadana, unidades de intervención (G.O.I.A.) y guías caninos, además de las propias de la Guardia Civil en este tipo de servicios (Núcleo de Reserva y Cinológico).
Durante el dispositivo se detuvieron a cuatro personas, de los que dos ingresaron en prisión por orden del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Telde, y se intervino documentación, material diverso, dinero, vehículos y unos 15 kilogramos de marihuana, 1,5 kilogramos de hachís y 200 plantas de la cannabis sativa.
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Zacatecas, Plata De La Nueva España



Los españoles fundaron esta ciudad en 1546 tras  descubrir metales preciosos en la región y desde entonces pasó a convertirse en la sostén de la Corona al proveerla de plata durante siglos. Este hecho iba a condicionar el devenir histórico de este fascinante y elegante enclave del antiguo virreinato de la Nueva España cargado de arquitectura colonial, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en medio de un terreno salpicado de cactus al borde de los semidesiertos de norte de México. 
Hay que subir al llamado cerro de la Bufa que despunta sobre la ciudad para disfrutar de una panorámica soberbia  de una masa urbana de cantera rosácea con tejados, calles y callejuelas entre los cuales emergen las torres de sus iglesias. Hasta allí, donde también se encuentra un interesante conjunto monumental, se llega en un funicular que parte de un lugar próximo a la histórica mina del Edén.  
Pero quizá lo más interesante de Zacatecas está precisamente en su entramado urbano. Su centro histórico está abarrotado de magníficos edificios coloniales, una imponente catedral, empinadas calles, señoriales mansiones y rincones llenos de encanto.
No existe una ruta prefijada sino que todo invita a deambular por unas calles con una clara herencia hispana: portales de Rosales, avenida Hidalgo, templos de Santo Domingo y de San Agustín, plaza de Armas y Palacio de Gobierno. Sin duda la verdadera plata de la Nueva España. 











































































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